Un incendio forestal avanzaba el miércoles por la región de la Gironda, en el suroeste de Francia, destruyendo viviendas y obligando a evacuar a miles de residentes, algunos de los cuales tuvieron que trepar a los tejados a medida que las llamas se acercaban.
Más de 1.000 bomberos, apoyados por aviones lanzadores de agua, luchaban contra el fuego, que ha arrasado más de 6.000 hectáreas y sigue ardiendo sin control. Francia, al igual que el resto de Europa, se enfrenta a sucesivas olas de calor y la peor sequía en los registros. Decenas de incendios forestales arden en todo el país, incluidos al menos otros cuatro de gran envergadura.
En el pueblo de Hostens, en la Gironda, la policía fue de puerta en puerta diciendo a los residentes que se fueran mientras el fuego avanzaba. Camille Delay huyó con su pareja y su hijo, agarrando a sus dos gatos, sus gallinas y los papeles del seguro de la casa antes de emprender la huida.
